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  • Foto del escritorEquipo La Galería M

Jessica J. Lockhart: El optimismo como un forma de vida



A veces hace falta que alguien nos diga una frase del tipo: “¿Qué ha sido de tu optimismo?”, para comenzar a revisar nuestra vida y ver que hemos perdido algo que nos era característico. Eso fue lo que le pasó a Jessica J. Lockhart quien a raíz de una serie de situaciones que la afectaron a ella y su familia comenzó a sumirse en una situación de gran tristeza y dolor.

Dos accidentes que afectaron su desplazamiento y la dejaron con grandes molestias, el bullying a su hija, pérdidas de trabajo, todo en un periodo de tiempo corto fueran las causas de esta tristeza y pérdida de entusiasmo y un día conversando con una amiga esta le dijo: “¿Qué ha sido de tu optimismo, Jessica?”. Esa frase despertó algo en ella y comenzó a trabajar por recuperarla. Y lo logró, el paso siguiente fue busca la forma de compartir ese estado, fue así como nació el coaching en optimismo.

El libro El optimista que hay en ti es también fruto de esta experiencia. Para ella el optimismo no es una actitud ingenua e ilusa, al contrario lo ve como una forma de vida “ser optimista no significa ser inconsciente, significa tener una actitud abierta y esperanzada, confianza en uno mismo y capacidad de superación. No implica no mirar con los ojos muy abiertos la realidad, sino enfocarla de forma positiva, calibrarla con serenidad, lógica e introspección”.

En su libro expone cómo supero el difícil momento de su vida, recupero su natural forma de ver la vida y cómo llegó a crear el método para que otros también puedan lograrlo.


¿La pérdida de optimismo que vivió fue algo gradual y a lo largo del tiempo o algo que ocurrió rápido?

El optimismo se puede perder de golpe por una fuerte emoción, como ocurre en casos de desastres, traumas o grandes pérdidas, o de manera gradual, con un cambio de creencias. La mayoría de las personas pierden el suyo de esta segunda manera, y por eso no son conscientes del proceso. Simplemente un día se dan cuenta que ya no son optimistas.

Yo diría que ese fue mi caso. Por una serie de desafortunadas circunstancias, mi energía se fue consumiendo y apagando hasta que un día ya no estaba en mí.

Cuando comenzamos a creer que no podemos, que la vida no nos da alegrías, que nada hay de positivo en nuestros días, es lo que comenzamos a vivir, reforzándolo hasta tal punto que se convierte en una profecía que nuestro subconsciente convierte en realidad. A partir de ese momento, viviremos con cautela y miedo, sin empuje, reforzando esa nueva creencia con cada nuevo fracaso o decepción.

El ser humano nace optimista. Algunos perdemos ese optimismo poco a poco y otros de golpe pero, una vez perdido, siempre se puede recuperar.


-¿Existe alguna relación entre autoestima y optimismo?

La autoestima es una valoración positiva de uno mismo. El pesimista, por irnos a uno de los extremos, no encuentra lo positivo de casi nada en su realidad, ni siquiera en su persona, por lo que suele sentirse inseguro, insatisfecho y desesperanzado, tres características que no congenian con una autoestima sana. El optimista, en el otro lado, siempre busca la manera de resolver situaciones, por lo que no se conforma con un no o con un obstáculo. De ahí que, por propia definición, no se permita ser una persona inaceptable según sus cánones y busque la manera de poder aceptarse a sí misma hasta conseguirlo.


- ¿Por qué cree que se tiene una opinión errada del optimista,como ingenuo o poco realista?

La palabra “optimismo” es, como otras muchas, abstracta y abierta a interpretaciones personales. Si analizamos términos como “felicidad” o “bienestar”, nos encontramos con la misma situación. Son palabras cuyo significado absoluto solo puede ser definido por cada persona para sí misma. No significan lo mismo para diferentes personas. Al ser términos subjetivos, su definición necesariamente pasa por la experiencia personal. En el lenguaje, sin embargo, estamos limitados y no podemos hacer que las palabras incluyan las experiencias personales de cada ser humano, por lo que llegamos a compromisos; compromisos forjados por el tiempo o por acuerdos en algunos casos de las disciplinas académicas, que se arrogan la capacidad de actuar como jueces. Así, el término optimismo ha ido conformando un significado basado en las generalizaciones de la cultura por un lado, y en la visión del mundo académico por otro. Si buscamos su significado, encontraremos diferencias significativas dependiendo del campo donde busquemos: la RAE nos ofrece una definición pero el Diccionario Oxford otra diferente; los psicólogos hablan de una concepto mientras los filósofos manejan otro. En humanología defendemos que el (auténtico) optimista es la persona que no se rinde nunca y por ello siempre busca soluciones a todas las situaciones, por lo que necesariamente ha de estar firmemente apoyado en el sentido común y la lógica. En nuestra comprensión del término, el que lo ve todo positivo y no utiliza el raciocinio no es un optimista, sino un descerebrado.


- ¿El rodearse de personas negativas puede ser un riesgo?

Cuando nos rodeamos de otras personas, siempre corremos el riesgo de aceptar algunas de las creencias que dan forma a su visión personal de la vida. No porque ellas nos las puedan imponer, que no pueden, sino porque nosotros decidamos incorporarlas a nuestra manera de comprender el mundo. Así es cómo crecemos y nos desarrollamos los seres humanos, adoptando nuevas creencias en todos los campos de la vida, constantemente, para lo cual debemos rechazar algunas de las que habíamos aceptado hasta ese momento. Se llama aprendizaje. Y sí, también podemos aprender a ser más pesimistas. De ahí que hoy necesitemos el coaching en optimismo para recuperar el optimismo innato con el que todos venimos al mundo.


- ¿Cómo debe cuidarse una persona para no perder el optimismo?

Cuidarse, cuidarse… yo no creo que debamos cuidarnos de ninguna manera. Lo único que tenemos que hacer es darnos el tiempo y el espacio suficientes para preguntarnos si la vida que estamos viviendo es la que queremos vivir. Si la respuesta es “no,” entonces identificaremos qué es lo que no nos gusta y lo cambiaremos.


- ¿Es muy difícil para un pesimista salir de ese estado?

Todo proceso de cambio parte de la voluntad de cambiar. El pesimismo se basa en las creencias de la persona. Si la creencia pesimista le aporta a la persona algo que para ella es importante, no tendrá la voluntad de cambiar y mantendrá esa visión del mundo. Un ejemplo sería el de quienes reciben atención o apoyo por ser negativos. Mantienen su negatividad porque les aporta algo. Pero eso se puede convertir en un hábito dañino y destructivo en ciertos casos. Cuando la persona decide que esa manera de vivir ya no le cuadra, ya no le satisface, ya no es lo que quiere vivir, habrá llegado el momento de cuestionar la creencia, comenzar a cambiarla y empezar a recuperar el optimismo. El cambio es un proceso y, como tal, incluye ciertos pasos que deben darse para completarlo. Para ello se pueden utilizar diferentes métodos aunque el único que yo conozco que realmente funciona es el coaching en optimismo. Los demás solo abordan algunos de los aspectos y dejan el proceso sin terminar.


- ¿El coaching en optimismo es un método apto para todo tipo de personas?

El coaching en optimismo es un método dirigido a recuperar la energía, el empuje, la motivación… Dentro de la humanología, es el primer paso que debemos dar si nuestro cliente quiere cambiar algo pero no tiene la energía suficiente para plantearse siquiera el cambio. Una vez se recupera la energía, pasamos a otras metodologías y herramientas. En este sentido, el coaching en optimismo ha dado y sigue dando unos resultado espectacularmente positivos con todo tipo de clientes: niños, adultos, ancianos, personas sanas y enfermas, situaciones personales o profesionales... y es fundamental para los profesionales que trabajan con otras personas. Sin este método, cuando les llega un cliente desanimado, desesperanzado o sin energía, poco pueden hacer por él.


- ¿Cómo puede practicarse o acceder a él?

El optimista que hay en ti es un libro que presenta algunas de las herramientas básicas del coaching en optimismo. Se puede utilizar como manual o libro de texto y avanzar mucho en la recuperación de la motivación y el empuje. Para llegar más lejos, se ha de trabajar con un humanólogo o coach en optimismo, que son los únicos expertos en el mundo en el manejo y utilización de esta metodología. Los hay en muchos países del mundo y manejando muchos idiomas, por lo que se puede solicitar una sesión con ellos y comenzar a trabajar para recuperar el optimismo de inmediato. Desde el Instituto Internacional de Humanología también organizamos talleres y eventos por todo el mundo, como ocurrirá allá por noviembre en Chile. Estén atentos. Los esperamos para compartir optimismo.


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