Los bajos precios que ofrece el calzado que proviene de China ha sido una dura competencia para las empresas chilenas del rubro. Bien lo saben en Albano, industria local que según dio a conocer hace algunas semanas cerrará sus puertas tras 43 años de vigencia.
Enfrentar este complejo escenario es el desafío del sector. Tal como explica Mauricio Gómez, Director de Urban Shoe Lovers: “La llegada del zapato chino nos ha hecho mucho daño, porque hay precios a los cuales no podemos llegar, su mano de obra es más barata y sus productos sintéticos son de mala calidad, pero más baratos. Las multitiendas han escogido abastecerse de oriente consiguiendo precios especiales con los cuales no podemos competir”.
Como empresa han vivido muy de cerca este impacto ya que hace siete años producían 1200 pares al día y en su planta trabajaban 190 personas pero eso se vio modificado por la irrupción de los productos chinos y los obligó a tomar algunas medidas. “Fue una decisión muy complicada para nosotros y dolorosa, pero no teníamos alternativa para poder seguir en el mercado. Actualmente nuestra planta cuenta con 50 trabajadores y produce 350 pares de zapatos diarios”, Añade Mauricio.
Diseño y tendencias
Es cierto que el calzado importado llega a precios muy competitivos pero no logran alcanzar los niveles de diseño y tendencias exigidos por un grupo amplio de consumidores ya que llegan a destiempo. Esa es una de las características que sí entrega la marca Urban Shoe Lover: “Tuvimos muchas transformaciones en nuestra empresa y hoy día nos estamos enfocando en las ventas por internet. Además, estamos preocupados de crear moda, full tendencias y todos los días nuestro departamento de desarrollo está sacando un modelo de zapato nuevo”, destaca Mauricio Gómez.
Asimismo, han creado modelos de trabajo que han resultado muy exitosos como el Club de las Emprendedoras que surgió cuando hace cuatro años cuando una amiga muy cercana a los dueños les pidió prestados 40 pares de zapatos para vender entre sus amigas y al pasar unos días ella regresó a la fábrica y devolvió sólo 12 pares que le quedaron. Hoy ya cuentan con más de 200 personas de todas las profesiones que adquieren los zapatos y los comercializan entre sus amigas, conocidas o incluso a través de Instagram a las que para ingresar solo se pide comprar desde cinco pares para obtener precio mayorista y desde cualquier punto de Chile.
La creatividad y la calidad ha sido clave para la permanencia en el mercado de esta empresa familiar que cada día se reinventa para mantenerse a la vanguardia en tendencias.
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