Cada vez se oye hablas más de la kombucha y de sus características. Que es buena para la salud, refrescante y rica. Pero en realidad es mucho más que eso.
Es un brebaje milenario, hecho a base de una infusión de té o hierbas y azúcar de caña, que es fermentada por un cultivo de bacterias y levaduras (conocido por su acrónimo en inglés como SCOBY). Eso es, en términos simples, la kombucha, que actualmente se perfila como una potente alternativa a las gaseosas tradicionales, no sólo por su particular sabor, sino también por sus propiedades saludables.
Kombuchacha es la primera en certificarse orgánica en Chile y que es 100% natural, nos comparte cinco aspectos clave que tienes que considerar para entrar al fascinante mundo de una bebida 100% viva.
Se cree que sus efectos ya eran valorados en la dinastía china, más de 200 años antes de Cristo. Desde ahí, se extendió a Japón, Rusia y Europa. En esos lugares sedujo a monjes y emperadores quienes disfrutaron tanto su sabor y propiedades que extendieron su fabricación por distintos imperios.
En la kombucha se genera ácido láctico, que tiene función probiótica , lo que contribuye a generar simbiosis (equilibrio en nuestra microbiota), mejorando diferentes aspectos de la salud, incluida la digestión, la inflamación y el fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico.
Antioxidante: la kombucha, especialmente cuando se hace con té verde, tiene efectos antioxidantes en el hígado. Los estudios han encontrado que beber kombucha reduce regularmente la toxicidad hepática causada por químicos tóxicos, en algunos casos al menos en un 70%.
Por ser una bebida fermentada, es decir, contiene cultivos y bacterias vivas que se obtienen a partir de diferentes procesos de fermentación y que ayudan a regenerar la flora intestinal. Dada esa composición microbiana, se deben mantener siempre en el refrigerador (entre 0 y 4 °C), para mantener su buen sabor y evitar problemas con el envase.
Según algunos especialistas, quienes quieren comenzar a consumirla pueden empezar bebiendo tres vasos al día durante seis semanas: uno por la mañana con el estómago vacío, para aprovechar sus propiedades depurativas, un segundo después de la comida y el tercero antes de acostarse.
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