La gratificación de consumir sus propias lechugas, tomates o ciboulette es suficiente para animarse a probar la experiencia de tener una huerta en casa. Eso se ve cada día más en diferentes hogares que optan por hacer sus propios cultivos.
Junto con llevar a la mesa alimentos que hemos cuidado con esmero hay adicionalmente un beneficio económico al ahorrar.
Si aún estás con dudas sobre cómo se hace una huerta el equipo de expertos de ISS Chile, empresa que presta servicios de alimentación y jardinería a lo largo de todo el país, entrega algunos consejos.
Cualquier rincón donde llegue luz: Lo primero que debemos saber es que podemos armar una huerta en casi todas partes. En el patio, jardín, balcón o cualquier espacio de nuestro hogar donde llegue luz directa. Todas las plantas lo necesitan para realizar la fotosíntesis.
Maceteros comprados o hechos con material reciclable: Mientras más espacio tengan mejor. Pueden ser bolsas de plástico, envases tipo tetrapack, botellas de bebida o baldes. Lo único es que deben tener agujeros para drenar el agua que sobra.
Tierra: La tierra de cultivo debe ser fértil, suelta, esponjosa y poseer buena capacidad de retención de agua y nutrientes.
Siembra: Hay dos alternativas, por almácigos o en forma directa, donde se echan las semillas en la tierra. Al realizar siembra directa crecen muchas plantas en un mismo lugar por lo cual, a medida que crecen, se escogen las más fuertes y se arrancan las otras.
Si se elige la siembra por almácigos hay que instalar la tierra en recipientes pequeños para pocas semillas, esperar hasta tener una planta pequeña y luego trasplantarla a su lugar definitivo a los 30 días aproximadamente. Esto último se realiza para que en la fase de crecimiento, cuando la planta es más frágil, se pueda tener un mayor control.
Riego: Cada especie tiene sus propios requerimientos. Lo que se sugiere es buscar la cantidad de agua que se necesita en cada planta y así evitaremos perder semillas.
Sobre qué cosechar, los especialistas sugieren comenzar por cultivos fáciles que no necesiten de mucho cuidado y tengan un ciclo corto. Estos son: acelga, lechuga, rábano, ajo, cebolla. Cada una de estas verduras son de rápido crecimiento, no son propensas a sufrir plagas y pueden ser plantadas todo el año.
Cuando ya tengamos un poco de experiencia, podemos ir ampliando la diversidad de los alimentos y buscar semillas por temporada. Además, si tenemos poco espacio y buscamos verduras que ocupen poco lugar se recomienda optar por zanahorias, rábanos, cebolla, espinaca y lechuga. En el caso de querer plantas más grandes las opciones son brócoli, coliflor, berenjena y pimentón.
Independiente del lugar donde ubiquemos la huerta, un pequeño rincón de nuestro hogar es suficiente para abastecernos de verduras, ahorrar dinero y alimentarnos de manera saludable.