La violencia y el acoso escolar, incluido el ciberacoso, son frecuentes y afectan a numerosos niños y adolescentes en todo el mundo, por lo que la Unesco instauró que todos los primeros jueves de noviembre, se sensibilice acerca del bullying y el cyberbullying. De hecho, sólo en Chile, El 47% de los jóvenes de entre 15 y 29 años declara haber sido acosado virtualmente al menos una vez en los últimos 3 meses, según una encuesta realizada por la Fundación Katy Summer, en alianza con StatKnows y en colaboración con el Centro de Estudios en Bienestar y Convivencia Social (CEBCS) de la Facultad de Psicología de la Universidad del Desarrollo (UDD).
Sin embargo, hoy los escolares se están viendo enfrentados a una problemática igual de nociva pero que la mayoría de las veces pasa inadvertida entre los padres, dado que no siempre tiene rasgos evidentes de violencia o acoso: el “drama digital” o “cyberdrama”, concepto que describe aquellas discusiones y conflictos menores que surgen todos los días entre amigos o conocidos, vía redes sociales o por mensajes de texto.
“Lamentablemente, el escenario virtual actúa como una lupa, haciendo que esas peleas de baja complejidad se vean magnificadas y desencadenen malentendidos y/o acciones dañinas”, explica Carolina Marfán, Magíster en Psicología Educacional PUC y Coordinadora Regional de Salvaguarda en red de colegios Cognita, con 17 establecimientos en todo Chile
Los conflictos pueden surgir por mensajes, imágenes, emojis, videos, stickers, memes, entre otros, que transmiten ideas o realidades sin necesidad de una explicación, lo cual queda a discreción de quien lo decodifica, pudiendo darle un tono diferente del que quiere dar el emisor.
“Si bien es común entre las nuevas generaciones que el espacio virtual sea un lugar donde relacionarse con sus pares y el entorno que las rodea, compartiendo sus cotidianeidades, gustos e intereses, también se da la posibilidad de que se hagan comentarios y se transmitan molestias sin entender el efecto que estos generan en otros/as”, explica la psicóloga.
Frente a esto, ¿qué hacer y cómo abordarlo? La principal labor la tienen las familias, quienes deben tener conocimiento sobre las vidas de sus hijos e hijas y generar espacios de confianza y conversación, con el fin de escuchar abiertamente y guiar en torno a los riesgos e implicancias de lo que dicen en redes sociales, recomienda la especialista de Cognita. Pero, además, los establecimientos educacionales tienen una gran tarea: entregar competencias y habilidades socioemocionales, enseñando buenas prácticas relacionales y educando a niñas, niños y adolescentes como ciudadanos digitales responsables, para que sean capaces de aprender y participar de manera sana y segura en el mundo en línea.
Reconociendo el drama digital
· Son conversaciones, frases o imágenes que abordan discusiones o conflictos de menor intensidad (cotidianos) a través de las redes sociales, vía Internet o por mensaje de texto.
· Aunque parecieran ser inofensivos, generan una escalada de incomodidad o malestar en quienes los reciben, y respuestas que cada vez pueden ir subiendo de tono.
· Muchas de estas acciones son generadas por los adolescentes para obtener atención, por lo que van dirigidos a una audiencia, parte del “escenario”.
En el caso de identificar el drama digital, es relevante sentarse con su hijo/a, escuchar qué sucedió y tomarlo como una oportunidad de aprendizaje, en el cual se le pueda transmitir, de manera constructiva mejores formas de relacionarse.
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