Por María Bernardita Celis Contardo Psicóloga USS
Alegría causa la noticia de que ha habido más donantes este año y que exista una mayor capacitación de la red y manejo de potenciales dadores, pero el número de donantes por millón de habitantes no ha variado en los últimos años. Si miramos las cifras del año 2006, teníamos 9,5 donantes por millón de habitante y hoy, 10. Seguimos con una lista de espera de más de 3.000 personas que dependen de máquinas para sobrevivir, en condiciones que no les permite realizar una vida normal, intentando respirar y disfrutar lo último que les queda de vida. Muchas de estas personas mueren en la eterna espera.
No basta con preocuparse sólo de una arista del problema, cuando se debería estar trabajando en torno a la educación dando a conocer a las personas que el sistema de donación y trasplante es transparente, confiable y funciona bien en Chile. Que la donación, es una decisión libre de solidaridad que puede hacer alguien, para establecer que, ante una eventual muerte cerebral, desea salvar vidas de otros desconocidos sin nada a cambio. Esto se puede realizar de forma colaborativa en los colegios, informando adecuadamente a las familias de los estudiantes, porque es un tema que debe conversarse en familia. Así también, en las universidades, en la formación de los profesionales de la salud para que conozcan mejor qué es un trasplante y cómo funciona la red de donación de órganos para que puedan educar posteriormente a la población.
Finalmente, nosotros tenemos un rol dando a conocer cómo cambia la vida de quienes somos trasplantados, no sólo por volver a respirar, caminar, comer, reír y continuar amando a quienes nos rodean, sino porque somos unos eternos agradecidos de Dios, de nuestros donantes y sus familias, que vemos la vida como un regalo que amamos más que antes y que desearíamos que muchos más tuvieran esta oportunidad.
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