Hace unos días, el actor estadounidense Jamie Foxx se encontraba en pleno rodaje de “Back in Action” cuando sintió malestares que obligaron a internarlo de urgencia. Si bien su pronóstico es reservado, todo indica que habría sufrido un accidente cardiovascular (ACV). “Afortunadamente, debido a una acción rápida y de gran cuidado, ya está en camino a la recuperación”, publicó su hija Corinne Foxx.
Según el fonoaudiólogo Jorge Valdés, académico de Fonoaudiología de la Universidad San Sebastián y director del Diplomado en Neurorehabilitación Fonoaudiológica en Adultos, “los ACV suelen presentar síntomas de manera abrupta y, mientras antes se atiendan, es más probable lograr un tratamiento efectivo y disminuir las secuelas”.
Los accidentes cerebro vasculares corresponden a la tercera causa de muerte en Chile, siendo sólo superados por el Covid-19 y por las enfermedades del corazón entre el 2020 y el 2022. El Ministerio de Salud proyecta que cada 24 horas hay más de 70 personas que cursan uno en el país. Además, es la primera causa de hospitalización y discapacidad en adultos mayores de 65 años.
Valdés explica que existen dos tipos de ACV: uno isquémico, donde se ocluye un vaso sanguíneo, limitando la cantidad de sangre que llega a un determinado sector del cerebro, y por consiguiente, limitando el oxígeno y nutrientes que necesitan las neuronas, el que representa el 65% de los casos. Por otro lado está el ACV hemorrágico, donde se rompe un vaso sanguíneo, provocando que la sangre salga al cerebro, conocido también como derrame cerebral.
La sintomatología que presenta una persona que ha sufrido un ACV depende en gran medida del lugar del cerebro donde se produce la lesión. “Por ejemplo, es altamente probable que existan problemas visuales, si el ACV afecta el lóbulo occipital, mientras que si se afecta el frontal, podría haber problemas motores”, explica el académico.
Frecuentemente, los síntomas del ACV se manifiestan de manera brusca, por lo que es recomendable acudir de inmediato al servicio de urgencia cuando la persona presenta: debilidad o adormecimiento de la mitad del cuerpo (extremidades, cara, tronco), parálisis o deformación facial, alteración del lenguaje (decir incoherencias o no comprender), pérdida parcial de la visión.
De manera preventiva, el fonoaudiólogo refuerza la necesidad de tener al día todos los controles médicos necesarios para mantener estables los factores de riesgo de sufrir un ACV, como los exámenes de hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipidemia, arritmias cardiacas, entre otros, y por sobre todo tener buena adherencia a los tratamientos farmacológicos. “En la atención diaria de pacientes, uno suele escuchar que muchos de ellos manifiestan que no se tomaban los medicamentos con la rigurosidad que se debía”, advierte Valdés.
Llevar buenos hábitos de vida y reducir o eliminar el consumo de tabaco, alcohol y drogas, tener alimentación saludable, realizar ejercicio, entre otras acciones saludables, es fundamental para evitar los ACV. “Lamentablemente, este cuadro es cada vez más frecuente, en especial en poblaciones de riesgo, como las personas que sufren de las enfermedades que afectan el corazón, colesterol, entre otras”, indica el fonoaudiólogo.
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