Durante las vacaciones de verano es muy importante mantener a los niños y niñas entretenidos, realizando distintas actividades y tratando de evitar que pasen gran parte del día frente a las pantallas. Los libros se vuelven una muy buena compañía en este tiempo. La lectura permite que se entretengan, relajen, desarrollen la empatía, la creatividad y la imaginación, llevándolos a explorar nuevos lugares a través de las letras.
Por otro lado, la lectura fomenta habilidades lingüísticas como la comprensión lectora, el aumento de vocabulario, la expresión oral y la capacidad de escucha. Y a su vez, estimula la concentración, ejercita el cerebro y contribuye al desarrollo global.
Desde Fundación CAP, entregan los siguientes consejos para fomentar el gusto por la lectura:
Acomodar libros, diarios y revistas en espacios fáciles de alcanzar y a la vista de los niños y niñas.
Motivar a los niños y niñas a inventar historias, cuentos o poesías con las cosas que más les gusten y/o con experiencias que les hayan dejado buenos recuerdos.
Si a las y los pequeños les cuesta leer, es importante el apoyo de los adultos en esta tarea, dedicar algunos momentos al día para acompañarlos a leer y celebrar todo aquel esfuerzo que haga el pequeño por leer.
Con los más chicos la invitación es a que los adultos los lleven a una biblioteca o alguna librería para que ellos escojan el libro que más les guste, bajo sus estilos, y luego hagan una actividad de lectura en conjunto. Compartir un cuento antes de acostarse, no solo les enseña el amor por la lectura, sino que también les transmite preocupación y cariño.
Recuerden que la lectura no está solo en los libros, sino también en las historias, relatos, juegos, canciones, recetas, leyendas, anécdotas e imágenes. Todos los días pueden leer o narrar algo entretenido, lo que permitirá ir acercando a los niños y niñas al mundo de la lectura, potenciando –a su vez- el hábito de leer.
Para fomentar el hábito lector, la recomendación de los especialistas es entre 10 y 20 minutos diarios de lectura, según la edad. En el caso de las y los más pequeños, una estrategia es que parta leyendo el adulto para motivarlos y animarlos a que sigan ellos después, con paciencia y sin criticar sus errores.
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