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Cinco beneficios del humor en educación 


Este año un estudio arrojó que el humor es el contenido favorito de los chilenos en redes sociales, con un 62% que dedica entre dos a cinco horas diarias en alguna red social, siendo los chistes y los memes lo más consumido, con un 75,3%. Números que invitan a reflexionar en el potencial de la risa, el disfrute, el ingenio y la hilaridad fuera de las pantallas digitales, pero por sobre todo, a la hora de aprender e instruirse. Un fenómeno que en el mundo se conoce como la pedagogía del humor. 


Se trata de una disciplina que, teniendo como fin la educación, incorpora el humor como clave metodológica. Es un modelo de trabajo y marca un estilo de relación educativa, a partir de un estudiante y un educador  que se ríen juntos mientras uno enseña y el otro aprende. Esto ha vuelto lo risueño como un factor relevante en el aula y fuera de ella, en los procesos de aprendizaje y en la vida misma. 


Bernardita Jensen, del área de Metodología y formación de la Fundación Mustakis, sabe de este tema. Hace unos años estuvo evaluando una escuela bajo estos parámetros, donde vio cómo en los jóvenes se expandía la sorpresa y lo poco habitual, con aquello que genera disonancias cognitivas. “En el humor se produce lo inesperado, lo que no corresponde a la respuesta obvia. Se relaciona con asociaciones poco probables. Todo lo anterior lleva a confirmar que la diversión y la creatividad tienen un centro común”, declara. 


Cinco beneficios del humor para aprender

Jensen explica, en primer lugar, que el humor ofrece una perspectiva refrescante y efectiva en la enseñanza, la cual va más allá de simplemente entretener. Al considerarlo como herramienta pedagógica, los profesores pueden crear experiencias de aprendizaje dinámicas y significativas que trascienden las limitaciones de lo meramente serio.


“El humor no solo enriquece la enseñanza y el aprendizaje, sino que también promueve el desarrollo integral como individuos creativos, resilientes y colaborativos. Al adoptar una perspectiva lúdica y humorística en la formación, los educadores pueden inspirar a sus alumnos a explorar el mundo con curiosidad y asombro, cultivando así una pasión duradera por la adquisición de conocimientos y la exploración”, dice. 


En segundo lugar, el humor establece un ambiente propicio para la exploración y el descubrimiento. Cuando las personas se sienten cómodas y relajadas, están más dispuestos a participar activamente en las actividades y a involucrarse en el proceso de instrucción. Esta atmósfera de apertura y aceptación fomenta la confianza y el respeto mutuo entre los miembros de la comunidad.


En tercer lugar, este tipo de educación estimula la innovación y el pensamiento crítico. Al enfrentar conceptos complejos desde una perspectiva humorística, la gente es desafiada a encontrar conexiones inesperadas y a pensar de manera no convencional. Esta mirada fomenta la agilidad mental y la capacidad de resolver problemas de manera creativa. Dos habilidades esenciales para el éxito en el mundo moderno.


Para la profesional de la Fundación Mustakis, el humor incluso desempeña un papel importante en la gestión del estrés y la ansiedad con el entorno. En cuarto lugar,  la risa tiene el poder de aliviar la tensión y promover un sentido de bienestar emocional. Al abordar los desafíos y las dificultades con una actitud positiva y lúdica, hay una mayor capacidad para enfrentar los obstáculos con fortaleza y determinación.


Un quinto punto sería que el humor fomenta la inclusión y la colaboración en el aula. Al compartir momentos de carcajeo y placer, los estudiantes construyen vínculos emocionales y fortalecen su sentido de pertenencia con la comunidad escolar. Esta conexión emocional crea un ambiente de apoyo mutuo, donde los involucrados se sienten valorados y respetados, independientemente de sus diferencias individuales.

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