Según la OMS, 1 de cada 10 chilenas sufre de Cáncer de mama, 70% de ellas no tenía antecedentes previos y el 40% de los casos afectaría a mujeres menores de 40 años. A estas estadísticas se suma que durante 2020 se realizaron 60% menos mamografías debido a la pandemia, lo que ha resultado en diagnóstico de tumores más avanzados.
Este panorama significa que de manera cercana conocemos las implicancias emocionales y físicas de esta enfermedad . Pero ¿Qué pasa después del cáncer? ¿Qué sucede después de una mastectomía? ¿Cómo es el proceso de reconstrucción de la mama? ¿Las pacientes quedan satisfechas con los resultados?
Esas fueron las preguntas que motivaron a Beatriz Palma- arquitecta y maquilladora profesional- a ofrecer como solución una alternativa como My Nipp una solución estética pensada principalmente para quienes han perdido el complejo areola-pezón por un cáncer de mama. Fue en su carrera en el mundo del maquillaje que derivó hacia la micropigmentación (microblanding) por sus resultados más permanentes. Este camino la llevó a interesarse por el tatuaje paramédico y específicamente al vinculado al cáncer de mama, donde notó que el tatuaje 3D de los pezones, a pesar de ser un paso adelante, no era suficiente: “Frente a eso sentí la necesidad de entregar una solución concreta, digna, realista y predecible para reponer una parte tan importante para las mujeres”.
Prótesis externa y de silicona
Pero ¿qué es My Nipp? Bea explica que “son prótesis externas del complejo areola-pezón, firmes, livianas y resistentes, hechas 100% a mano, personalizadas e hiperrealistas, que se fijan de forma autónoma al pecho mediante un adhesivo biocompatible de alta estanqueidad”. Agrega además que es tan realista y personalizado, que se puede llegar a sentir como parte natural del cuerpo, tanto física como emocionalmente.
El proceso comienza con una consulta donde se evalúa a la paciente y se toma un molde de su otro pecho para que la prótesis del pezón sea de la misma forma y tamaño. A partir del molde se crea la prótesis de silicona, la que después es pigmentada en forma hiperrealista, plasmando hasta los más pequeños detalles.
El resultado es una prótesis de la areola-pezón que se pega al cuerpo con un adhesivo especial y no hay necesidad de retirarla en la noche, es resistente al agua, al roce y a todas las actividades diarias. Una vez a la semana se despega con un removedor, se limpia la prótesis y la zona, y puede volver a usarse.
Desarrollaron dos opciones de prótesis: La primera es una “tipo entre los que se puede elegir entre seis modelos el más parecido al pezón original ($75.000). La otra contempla tomar el molde del pezón y areola, y desarrollar una alternativa idéntica en color, anatomía y textura ($285.000), proceso que se realiza de forma manual.
Con la intención de ayudar a aquellas mujeres que no puedan acceder, en principio por cada cinco prótesis vendidas, se donará una a través de una fundación. Además, se están haciendo todas las gestiones con empresas que se interesen por financiar esta solución para sus trabajadoras y familias.
My Nipp en el día a día
Hace 13 años que Tatiana Pavez Goye fue diagnosticada con cáncer de mama. Hoy tiene 44 años y como consecuencia de la enfermedad tuvo que someterse a una mastectomía en su mama izquierda y luego dos reducciones mamarias del lado derecho.
“La estética de mis pechos era un tema evitado, incluso después de 13 años. No tenía motivación de analizar nuevamente el resultado de una lista de intervenciones: mastectomía al lado izquierdo, puesta de expansor, operación para poner la prótesis definitiva, 2 reducciones mamarias al lado derecho y después intentos para reconstruir el pezón. Y sólo me repetía: ‘Estoy sana, tengo una hija -que sin duda fue un milagro- y eso es lo importante’. Cuando me miraba en el espejo me convencía de que ‘era lo que había’, y lo esperable después de realizar todos los procedimientos necesarios a los que se someten gran parte de las mujeres que han tenido cáncer de mama. Creo que me negué a observarme con más profundidad, hasta que me encontré con Beatriz Palma y me invitó a ser parte de su proyecto. Jamás me imaginé lo que sucedería”, relata Tatiana.
“Con el nuevo pezón aparecieron las cicatrices físicas y emocionales que, si bien dolía mirarlas de nuevo, me invitaron también a ver de frente nuevas oportunidades, en especial las ganas de volver a ocuparme más de mi cuerpo y cómo concebirlo más armónico y bello era un anhelo legítimo. En ese momento, me di cuenta de que a pesar de tantas terapias que me he hecho para sanar heridas y conocerme mejor, el duelo de la pérdida de mi pecho y la posterior reconstrucción no había sido suficiente”.
Ese día en el estudio de Beatriz, lloraron 3 mujeres de emoción. “Lloramos por mí y por todas las que han tenido que someterse a una operación de ese tipo, y que en algún momento decidieron olvidar sus antiguos pechos. Hasta ahora no existía una buena solución para reconstruir los pezones. Esta es una nueva oportunidad para miles de mujeres que –junto con la sanación– buscarán sentirse mejor y conformes con su cuerpo”, concluye Tatiana.
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